El frío no solo es incómodo: también es un enemigo para la piel en caso de no tomar las medidas adecuadas. ¡Y queremos hablar de ello! Si en más de una ocasión has notado que el aire frio y el clima seco transforman tu piel en algo áspero y sin vida, entonces necesitas seguir leyendo: desde Natalia Gómez, tu centro de estética facial en Barakaldo, te contamos lo que debes hacer para que esto ya no te vuelva a ocurrir.
Hidratación intensiva, el primer paso imprescindible
El frío y el viento arrasan con la humedad natural de nuestra piel, dejándola expuesta y más vulnerable. Por lo tanto, es esencial que utilices una crema hidratante rica en nutrientes y, si es posible, opta por productos con ácido hialurónico, glicerina o ceramidas, ya que ayudan a retener el agua y crear una barrera protectora.
No olvides proteger la piel incluso en invierno
La protección solar no es solo para el verano. Aunque los rayos UVB son menos intensos, los rayos UVA, que penetran más profundamente en la piel, siguen presentes incluso en días nublados y fríos. Aplicar un protector solar de amplio espectro, idealmente con un SPF 30 o superior, es clave para evitar el envejecimiento prematuro. Además, si frecuentas zonas de nieve, la exposición aumenta, ya que la luz solar se refleja en el blanco, intensificando sus efectos.
Cuidado con el agua caliente
En nuestro centro de estética facial de Barakaldo sabemos que en invierno nada parece más reconfortante que una ducha caliente, pero este es uno de los mayores errores en nuestra rutina. El agua caliente despoja a la piel de sus aceites naturales, lo que puede agravar la sequedad. Por lo tanto, el consejo de nuestros especialistas es claro: mejor optar por agua tibia y duchas más cortas; además, utiliza productos de limpieza suaves y sin sulfatos para evitar la irritación.
Incluye aceites faciales en tu rutina
Los aceites faciales son perfectos para los días de frío. No solo aportan un extra de nutrición, sino que también crean una capa protectora sobre la piel. Aplicarlos por la noche, antes de dormir, es una excelente manera de despertar con una piel visiblemente más hidratada y suave. Puedes probar, por ejemplo, con aceite de rosa mosqueta o argán, ambos con propiedades regeneradoras y nutritivas.
Refuerza tu alimentación
Lo que comemos también influye en cómo nuestra piel se enfrenta el frío. Aumentar el consumo de alimentos ricos en antioxidantes y ácidos grasos omega-3, como el salmón, las nueces o el aguacate, ayuda a nutrir la piel desde el interior. Sin olvidarnos que también es fundamental beber suficiente agua, aunque en invierno la sed no sea tan pronunciada.
Pequeños cambios, grandes resultados
Cuidar la piel en invierno no requiere grandes sacrificios, pero sí atención a los detalles. Con estos sencillos consejos y todo el cuidado profesional que podemos darte desde nuestro centro de estética facial en Barakaldo, en Natalia Gómez estamos seguros de que tu piel va a estar más protegida que nunca.